Autocuidado, ¿qué lugar ocupas en tu propia vida?

psicóloga cecilia

por Cecilia Luque, psicóloga en Eshmún Sport Clinic

Hoy hablamos sobre autocuidado y el lugar que nos damos a nosotros mismos en nuestra via. Imagina que te hacen tres preguntas simples: ¿Quiénes son las tres personas más importantes de tu vida? ¿Qué haces cada día para cuidarlas? ¿Y en qué lugar te pones tú?

Seguramente, responder a las dos primeras preguntas es fácil. Pensamos en nuestra pareja, hijos, padres, amigos… y describimos con detalle cómo los protegemos, escuchamos y apoyamos. Pero cuando llega la tercera pregunta, muchas personas se detienen, dudan y, en muchos casos, se dan cuenta de que no se incluyen en la lista de prioridades.

El cuidado propio, un auténtico desafío

Desde mi experiencia como psicóloga veo cada día cómo el cuidado propio sigue siendo un desafío para muchas personas. Nos han enseñado que priorizarse es ser egoísta, que nuestro valor está en lo que hacemos por los demás y que el sacrificio es sinónimo de amor. Sin embargo, la realidad es otra: si no nos cuidamos, si no nos damos el mismo espacio que ofrecemos a los demás, tarde o temprano terminamos agotados, desconectados o incluso dañados, además de que nuestros vínculos también se verán afectados. 

El autocuidado no es un lujo ni un capricho, es una necesidad. Así como nos preocupamos de la alimentación, el descanso y el bienestar emocional de quienes queremos, necesitamos aplicarlo también a nosotros mismos. Este autocuidado va desde un baño relajante o una tarde libre haciendo actividades que disfrutamos a otros tipos de autocuidado como poner límites, atender nuestras emociones, pedir ayuda cuando la necesitamos y, sobre todo, hablarnos con la misma compasión con la que tratamos a los demás.

Desde la perspectiva del trauma, sabemos que muchas personas han aprendido a priorizar a los otros como un mecanismo de supervivencia. Tal vez, en algún momento de su vida, sintieron que su bienestar dependía de hacer felices a los demás. Sin embargo, cuando repetimos este patrón en la adultez sin conciencia, podemos perdernos a nosotros mismos en el proceso.

Bienestar emocional y fortalecimiento del sistema inmunológico

Cuidarnos no solo tiene un impacto en nuestro bienestar emocional, sino que también influye en nuestra salud física y en la calidad de nuestras relaciones. A largo plazo, el autocuidado reduce los niveles de estrés, fortalece el sistema inmunológico y nos protege frente a enfermedades relacionadas con el agotamiento y la ansiedad. Además, cuando nos priorizamos, podemos establecer vínculos más sanos y equilibrados, sin cargar con el peso de la sobreexigencia o la necesidad de validación externa. Al estar en armonía con nosotros mismos, nuestras relaciones se vuelven más auténticas y enriquecedoras, permitiéndonos conectar desde el respeto y la reciprocidad.  

Así que te invito a hacerte una nueva pregunta: ¿cómo puedes empezar a incluirte en tu propia lista de prioridades? Tal vez sea reservando unos minutos al día para escucharte, practicando el autocuidado con la misma dedicación con la que cuidas a otros, o simplemente recordándote que tu bienestar también importa. No se trata de elegir entre los demás y tú. Se trata de entender que solo cuando nos cuidamos genuinamente, podemos estar presentes para los demás desde un lugar sano y equilibrado.

Empieza hoy; pregúntate con cariño: ¿en qué lugar me estoy poniendo?

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