Movember. La importancia en la lucha contra el cáncer de prostata

por Michal Tomaszewski

Cada año durante el mes de noviembre hombres de todo el mundo dejan crecer su bigote con el propósito de dar visibilidad y apoyar los problemas de salud masculina, como lo es el cáncer de próstata. Es el cáncer que presenta mayor número de incidencia en esta población, diagnosticando en España alrededor de 30.000 casos anuales según la Sociedad Española de Oncología Médica.

Los avances médicos en los tratamientos y la detección precoz, permiten un alto índice de supervivencia, encontrándose entre el 100% y el 93% a 5 y 15 años respectivamente.

Desafortunadamente, a pesar de la eficacia para erradicar el cáncer y recurrencia, estos tratamientos conllevan efectos secundarios que no solo afectan a la calidad de vida de las personas, sino  presentan comorbilidades que reducen significativamente la esperanza de vida.

Dentro de los diferentes tipos de tratamientos podemos encontrar desde cirugía, radioterapia, crioterapia, quimioterapia, inmunoterapia o hormonoterapia (en muchos casos se trata de una combinación de varias de ellas).  Centrándonos en la terapia hormonal, tanto neoadyuvante como posteriormente durante la espera vigilante. Consiste en un tratamiento de privación de andrógenos (ADT) reduciendo los niveles de producción de hormona masculina.

Esta puede ser común tanto estadios tempranos así como en metástasis.

Entre sus numerosos efectos secundarios podemos encontrar;

– Reducción de nivel de calidad de vida

– Desequilibrios sexuales

– Fatiga

– Anemia

– Reducción de densidad mineral ósea (osteoporosis)

– Aumentos de peso (aumentos entre 7-10% de porcentaje de grasa)

– Desarrollo de resistencia a la insulina (riesgo de diabetes tipo II)

– Hipercolestolemia

– Riesgo de problemas cardiovasculares

Por ello las personas que sufren cáncer de próstata habitualmente mueren por causas no relacionadas directamente con el cáncer y si en gran medidas por determinadas secuelas relacionadas parcialmente con el tratamiento oncológico. 

Se ha demostrado que los hábitos de estilo de vida saludable, con un programa de ejercicio especialmente diseñado y una dieta saludable han logrado contrarrestar la fatiga asociada al tratamiento, prevenir la pérdida de masa muscular y ósea, siendo crucial para una mayor supervivencia y calidad de vida (Ziółkowska E. et al., 2012)


Se ha visto en el ámbito científico como una intervención de un programa de ejercicio realizado en casa prescrito por profesionales especializados en ejercicio durante 12 semanas tras recibir la primera dosis de antiandrogenos, basado en ejercicios de auto carga en hombres de entre 50 y 80 años obtuvieron unas mejoras en composición corporal y fuerza muscular a diferencia de los cuidados habituales. Reconociendo el ejercicio como una herramienta eficaz con potencial clínico y alternativa viable para reducir los efectos secundarios del tratamiento (Lam, T. et al., 2020)

Así como otra intervención con 37 hombres en tratamiento antiandrogenico (concentraciones séricas de testosterona < 50 ng·dl-1) sin complicaciones cardiovasculares en el último año y fuera de tratamiento de quimioterapia y radioterapia en los últimos tres meses. Realizaron un programa de 12 semanas en las se realizó una intervención de ejercicio físico de fuerza, de tipo concurrente (en los que recibieron suplementación de proteína) y estiramientos respectivamente en cada grupo. Obteniendo resultados que respaldan la evidencia ya existente,  un programa de entrenamiento de fuerza de intensidad vigorosa mejorando las condiciones de sarcopenia, reduciendo el porcentaje de grasa, fuerza muscular así como calidad de vida en pacientes hipogonadales de cáncer de próstata. Reduciendo los factores de riesgos y complicaciones crónico metabólicas del tratamiento ADT (Dawson, JK. et al., 2018).

Por otro lado ya Cormie, P. et al., en 2014 obtuvieron resultados positivos en la mejora de la 32 hombres entre 46 y 80 años desde las fases tempranas del tratamiento en un programa de intervención de ejercicio concurrente supervisado durante 3 meses mejorando la toxicidad y comorbilidadades asociadas al tratamiento de supresión androgenica mejorando sus funciones sociales y salud mental minimizando las morbilidades asociadas al hipogonadismo severo en la composición corporal, colesterol total (ratio HDL), función sexual, cansancio.

Bibliografía

 

Cormie P, Galvão DA, Spry N, et al. Can supervised exercise prevent treatment toxicity in patients with prostate cancer initiating androgen-deprivation therapy: a randomised controlled trial. BJU Int. 2015;115(2):256-266. doi:10.1111/bju.12646

 

Dawson JK, Dorff TB, Todd Schroeder E, Lane CJ, Gross ME, Dieli-Conwright CM. Impact of resistance training on body composition and metabolic syndrome variables during androgen deprivation therapy for prostate cancer: a pilot randomized controlled trial. BMC Cancer. 2018;18(1):368. Published 2018 Apr 3. doi:10.1186/s12885-018-4306-9

 

Lam, T., Cheema, B., Hayden, A. et al. Androgen deprivation in prostate cancer: benefits of home-based resistance training. Sports Med – Open 6, 59 (2020). https://doi.org/10.1186/s40798-020-00288-1

 

Ziółkowska E, Zarzycka M, Wiśniewski T, Zyromska A. The side effects of hormonal therapy at the patients with prostate cancer. Contemp Oncol (Pozn). 2012;16(6):491-497. doi:10.5114/wo.2012.32478