por Michal Tomaszewski

Con motivo del día mundial de investigación contra el cáncer (23 de septiembre), queremos echar la vista atrás a tiempos de Hipócrates (460-370 AC), que fue quien acuño el termino de cáncer, incluso hasta hace millones de años antes (época de los dinosaurios), como nos han confirmado los investigadores paleontólogos, se han encontrado tumores malignos. Pero no fue hasta 1761, cuando Giovanni Morgagni de Padua y su dedicación al análisis de autopsias para determinar la causa de la muerte, y de esa forma a sentar las bases de la oncología científica. Hasta el cirujano Jhon Hunter (1728-1793) que sugirió la posibilidad que algunos canceres se podrían curar gracias a intervenciones quirúrgicas. 

Cien años después, el desarrollo de la anestesia permitió el avance de este tipo de intervenciones. El siglo 19 supuso un gran avance científico a nivel oncológico con el nacimiento del microscopio moderno que permitió el estudio de tejidos enfermos. Rudolf Virchow (1821-1902), considerado el padre que fundo el análisis de las patologías células, provisionó a los científicos las bases para el estudio moderno del cáncer. 

Con mención especial, al premio Nobel de fisiología de 1922, Otto Fritz Meyerhof y Otto Warburg en 1931, por su descubrimiento de la relación fija entre el consumo de oxígeno y el metabolismo del ácido láctico en el músculo y sobre el citocromo en la respiración celular respectivamente, a los que agradecemos su aportación, ya que sus descubrimientos permiten justificar la importancia de la función del ejercicio físico para el superviviente de cáncer.

Junto a estos descubrimientos se suman el año 1982 los de Robert Weinberg y Mariano Barbacid, entre otros.  Relacionando directamente agentes externos con el desarrollo de los tumores, entre los cuales podemos encontrar los relacionados con el estilo de vida (obesidad y sedentarismo).

Unido a una predisposición genética y exposición a estos agentes tóxicos han permitido como afirmaciones como la del científico bioquímico español, Carlos López Otín subraya que en los últimos años “ha habido un cambio radical en el enfoque de la investigación oncológica” ya que “ahora trata de entender de manera global las alteraciones genéticas” y otros cambios moleculares “que presentan los distintos tumores”. 

Con reconocimientos recientes, entregando el premio Nobel de Medicina el 2018 a los inmunólogos James P. Allison y Tasuku Honjo por descubrir cómo usar nuestras propias células para combatir el cáncer, a través de tratamientos basados en la inmunoterapia.

Si realizamos una búsqueda, en el popular buscador de publicaciones científicas, Pubmed, podemos encontrar que desde 1783 hasta la actualidad se han publicado encontrar 4.698.336 artículos científicos que incluyen la palabra

De las cuales 19.743 incluyen la palabra ejercicio y cáncer, que solo en el año 2021 fueron 2,399

Con estos datos, podemos ver que existe una sólida evidencia sobre la práctica de ejercicio físico y sus beneficios. Por ello queremos facilitarte los artículos más destacados de las revistas de mayor prestigio científico, para que puedas consultarlos o recomendarlos en caso de duda.

Las intervenciones de ejercicio físico de fuerza y resistencia mejoran los efectos de secundarios a largo plazo a nivel físico y mental en cáncer de mama. Nature (2022)

En esta revisión (metaanálisis, revisión de mas alto criterio científico) analiza 18 artículos de alto nivel, confirmando los numerosos beneficios de diferentes modalidades de ejercicio en la calidad de vida y otras variables como la fuerza, resistencia muscular y fitness cardiorespiratorio

Mok, J., Brown, MJ., Akam, E.C. et al. The lasting effects of resistance and endurance exercise interventions on breast cancer patient mental wellbeing and physical fitness. Sci Rep 12, 3504 (2022). https://doi.org/10.1038/s41598-022-07446-3

El ejercicio modula la hipoxia tumoral y mejora la respuesta a radioterapia en cáncer de próstata. Nautre (2021)

En este articulo narra los diferentes beneficios a nivel vascular gracias al ejercicio, en diferentes tipos de cáncer, tanto próstata como colón, para modificar el entorno tumoral mejorando la eficacia del tratamiento y la supervivencia.

Schumacher, O., Galvão, D.A., Taaffe, D.R. et al. Exercise modulation of tumour perfusion and hypoxia to improve radiotherapy response in prostate cancer. Prostate Cancer Prostatic Dis 24, 1–14 (2021). https://doi.org/10.1038/s41391-020-0245-z

Ejercicio como parte de la rutina de los cuidados del cancer. The Lancet (2018)

Es un comentario respecto a los posicionamientos internacionales de expertos mundiales sobre las pautas generales, seguridad y requerimientos mínimos de ejercicio y actividad física en supervivientes de cáncer.

The Lancet Oncology. Exercise and cancer treatment: balancing patient needs. Lancet Oncol. 2018 Jun;19(6):715. doi: 10.1016/S1470-2045(18)30376-0. Epub 2018 Jun 1. PMID: 29893247.

El ejercicio físico moderado inhibe la inflamación del paso de los años, esteatosis hepática, senescencia y tumorigénesis. J Immunol (2021)

En este articulo se justifica los beneficios de ejercicio físico para diferentes parámetros como marcadores de salud, asociados al paso de la edad, mejorando estos valores, relacionado con el desarrollo y la propagación del cáncer.

Bianchi A, Marchetti L, Hall Z, Lemos H, Vacca M, Paish H, Green K, Elliott B, Tiniakos D, Passos JF, Jurk D, Mann DA, Wilson CL. Moderate Exercise Inhibits Age-Related Inflammation, Liver Steatosis, Senescence, and Tumorigenesis. J Immunol. 2021 Feb 15;206(4):904-916. doi: 10.4049/jimmunol.2001022. Epub 2021 Jan 13. PMID: 33441438; PMCID: PMC7851741.

Todos estos artículos concluyen en que es necesaria más investigación. Es necesario seguir invirtiendo para encontrar nuevos métodos de prevención, detección temprana, mejoras en los fármacos y material de tratamiento para que la supervivencia sea mayor y con una calidad de vida plena.